Está situada en el centro de la comarca. La población debe su nombre a la calzada romana cuyo trazado sigue hoy su calle principal, y de la que todavía quedan restos muy bien conservados, además de un puente romano. Destacan la plaza del Mercado o la calle Severiano Masides.
La parroquia de Nuestra Señora del Olmo, del siglo XV, en la parte alta del pueblo, es de estilo gótico de transición, algo poco frecuente en España. Llaman la atención sus contrafuertes, la torre rectangular y su capilla. Por su parte, la iglesia de San Servando se alza en la parte baja.
Además de las montañas y la dehesa conserva algunos ejemplares de árboles importantes, como el Alcornoque de la Fresneda, protegido como árbol singular y uno de los mayores alcornoques del mundo, o los restos de viejos olmos en la plaza de las escuelas.
Como seña de identidad de este pueblo destaca el cultivo y la transformación del pimentón, y la explotación del castaño en pequeñas industrias familiares.